viernes, 15 de febrero de 2008
secaza El estado de la situación. Voy a nadar dos veces por semana. Las primeras veces, hacía veinticinco metros y terminaba jadeando agarrado de los andariveles. Ahora hago sesiones de cincuenta y setenta y cinco. Sino duele, no es ejercicio. El ejercicio es dolor, stress. A los doce años, podía nadar ochocientos metros sin agitarme demasiado. Me imagino que veinte cigarrillos diarios hacen su trabajo. Lo estoy reduciendo a quince, y después a trece, pero por nostalgia me niego a dejarlo completamente. Todas las estúpidas convenciones de mi generación: naturismo, vida sana. En diez años va a sernos reír. Cuando cierto doctor, cierto gurú iluminado por los dioses que sólo yo conozco nos muestre, con su brillante índice, otra perspectiva de las cosas. El problema no es comer sólo papa, como dicen mis amigos hippies. Comer papa es violencia. La naturaleza es violencia. Pisar el césped del jardín es violencia. El problema es otro. OTRO.



Para los que no vean teleocho noticias, ayer ganó el NO al cospelazo gracias a Teresa Saravia, una concejal del partido oficialista que votó en contra de su propio partido y luego se largó a llorar. Los periodistas corrieron a sacarle fotos. Estudiantes de trabajo social de todo el mundo: aprended. El creador de la Luciérnaga votó a favor del cospelazo. El argumento es que iba a mejorar el recorrido de los bondis. Y Olga Riutort cantando, con la izquierda toda: “El pueblo, unido, jamás será vencido”.



Espero un invierno frío para descender las escaleras que llevan a…



Clima de incertidumbre en la tropa literaria.

 
 
posted by The Esther Project at 19:13 |


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